jueves, 17 de diciembre de 2015

Casa Estudio Luis Barragán

© Usuario de Flickr: LrBln
En el barrio de Tacubaya, en el número 12 de la calle General Francisco Ramírez, se erige una fachada de concreto sobria que podría pasar inadvertida de no ser por su gran tamaño. Es difícil imaginar que adentro se resguarda una joya arquitectónica del siglo XX, merecedora de varios premios nacionales e internacionales y visitada por miles de personas cada año.

La fachada de la casa estudio de Luis Barragán fue construida con el objetivo de integrarla con el resto de las construcciones de la zona, que son principalmente casas de trabajadores, talleres, tiendas y fondas. Sin embargo, quien tenga la fortuna de cruzar la puerta se encontrará con algo completamente distinto: un espacio amplio, lleno de cómodos rincones, donde lo tradicional se mezcla con lo moderno y cada detalle está cuidadosamente pensado.

Construida en 1948, la Casa Luis Barragán ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial. De hecho, es el único inmueble particular en América Latina que ha logrado tal distinción.

Esta vivienda, que fue habitada por su creador hasta su muerte en 1988, se conserva en su estado original y en excelentes condiciones. Es uno de los sitios más visitados en la capital mexicana por arquitectos y conocedores de arte de todo el mundo.

El autor

Luis Barragán nació en 1902 en Guadalajara, Jalisco, donde realizó sus estudios profesionales y se graduó como arquitecto e ingeniero civil. Después, permaneció en Europa durante algunos años y, de regreso a México, diseñó bellos jardines, fraccionamientos, clubes de golf y reconstruyó obras antiguas como el convento de las Capuchinas, al sur de la Ciudad de México. Barragán fue el creador de Jardines del Pedregal, uno de los fraccionamientos más exitosos de la ciudad, y de las torres de Satélite, que se convirtieron en símbolo de la zona. Asimismo, construyó obras emblemáticas en Manzanillo, Acapulco y Monterrey, entre otros estados.

En 1976, el Museo de Arte Moderno de Nueva York exhibió su obra, lo que lo lanzó a la fama internacional. En 1980, Barragán recibió el premio Pritzker, el reconocimiento más importante en su campo concedido por la fundación estadounidense Hyatt. Siete años después, en 1987, fue merecedor del Premio Nacional de Arquitectura.

Luis Barragán murió el 22 de noviembre de 1988 en su casa de Tacubaya, en la Ciudad de México.

Los interiores

El interior de la casa contrasta fuertemente con la fachada, de expresión austera e intencionalmente anónima. Sus cuartos y salones reciben la luz del sol a través de ventanas estratégicamente posicionadas; asimismo, ninguna habitación recibe la luz uniforme de un foco colocado en el techo, sino que todas se iluminan con lámparas de formas diversas que se colocan sobre muebles o en el piso y que resaltan ciertos detalles del cuarto.
© Usuario de Flickr: LrBln

En toda la casa, la luz, los colores, muebles y adornos conviven en perfecta armonía. Los muebles son creaciones originales, algunos de ellos rediseños de objetos de uso cotidiano, y nunca objetos producidos en serie. La casa también alberga una colección de reliquias antiguas de arte sacro y de objetos ceremoniales tribales.

La portería es el primer espacio de la casa; se trata de un acceso pequeño iluminado por luz natural, misma que se filtra por un vitral amarillo. Construida con madera y piedra, funciona como un lugar de espera. El vestíbulo, el acceso a la casa, destaca por su piso de piedra volcánica, sus muros rosas y su retablo barroco.

Uno de los espacios más bellos de la casa es la biblioteca. Con paredes tapizadas con cientos de libros, este silencioso lugar de trabajo destaca por sus muebles sobrios y confortables y por la amplia ventana que ilumina el salón.
© Cortesía de Casa Luis Barragán

El taller, con su techo inclinado de madera; el patio de las ollas, un pequeño lugar resguardado entre muros blancos dedicado a la vegetación y el agua; el jardín, donde abundan los jazmines y las clivias; la cocina, amplia y bien iluminada, y la recámara de los huéspedes, que mira hacia la calle, son los espacios que se recorren antes de alcanzar la habitación principal o el “cuarto blanco”.

La habitación principal está ubicada en la segunda planta y cuenta con vista al jardín. Este espacio evidencia la formación espiritual de Barragán, quien prefería conservar en su dormitorio pocos objetos con el fin de no distraerse, de desapegarse de lo material y sentirse liviano. El cuarto cuenta con un acceso a la terraza, que ofrece una vista privilegiada de la zona.

© Usuario de Flickr: LrBln© Cortesía de Casa Luis Barragán 

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